Rusia tiene un clima completamente continental. La mayor
parte de su territorio está a más de 400 km del mar, y su centro a 3.840 km de
la costa. Además, las cadenas montañosas del sur y del este bloquean las
moderadas temperaturas del océano Indico
y océano Pacífico, aunque la Rusia europea y el norte de Siberia carecen
de esa protección geográfica ante el Ártico y el Atlántico norte.
Rusia es el país más frío del mundo, con una temperatura
media anual de —5,5 °C. En invierno, un intenso sistema de altas presiones es
la causa de que los vientos soplen del sur y suroeste en todo el territorio
ruso, salvo en la región del Pacífico; en verano, un sistema de bajas presiones
lleva vientos del norte y noroeste a la mayoría del país. Esta combinación
meteorológica reduce durante el invierno la diferencia de temperatura entre el
norte y el sur. Sin embargo, las temperaturas de verano si están más afectadas
por la latitud, siendo la media de las islas del Ártico de 4 °C, y la media de
las regiones del sur de 20 °C. El abanico de temperaturas extremas está
establecido entre el récord nacional de bajas temperaturas.
El largo y frío invierno tiene un profundo impacto en casi
todos los aspectos de la vida en Rusia: afecta a dónde y como viven y trabajan
las personas y al tipo de cultivos y donde se cultivan (ninguna parte del país
tiene una estación anual de crecimiento).
Dado que Rusia tiene poca exposición a las influencias
oceánicas, la mayor parte del país recibe de bajas a moderadas cantidades de
precipitaciones. Las zonas más húmedas son las pequeñas y exuberantes regiones
subtropicales adyacentes a la región del Cáucaso y la costa del Pacífico.
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